"¡Copiad, malditos!" es el primer documental que se emitió en España con licencia Creative Commons, que cuyo carácter liberal y poco restrictivo la vuelven muy interesante para todos aquellos creadores de contenidos.
Pero retrocedamos un poco más, justo al comienzo del documental, donde se nos muestra la historia de Montijo, un pueblo de la provincia de Badajoz, en el cual, hartos sus habitantes de ser multados por la SGAE acusados de violar la propiedad intelectual, se han plantado con el Manifiesto de Montijo negándose a seguir pagando a esta empresa de gestión e instando al resto de pueblos de la zona, y por qué no, al resto de España a hacer lo mismo. Este problema deriva del tan nefasto sistema de administración de la SGAE, sociedad que se denomina a sí misma como no lucrativa pero que en la práctica deja entrever su verdadera intención: conseguir beneficios. La ley de la propiedad intelectual aprobada en España postula que un artista no podrá cobrar sus derechos de imagen si no es a través de una empresa de gestión, quien cobra los derechos de todos sus socios y luego establece la repartición de los mismos. Y es aquí donde se encuentra el problema: el 1,75% de los socios se queda con el 70% de los beneficios. Y es más, en las reuniones donde se decide este reparto solo participan el 10% de los integrantes. Como diría Ana Pastor, estos son los datos, suyas son las conclusiones.
Sin embargo, el director de las SGAE responde a estas acusaciones alegando que su estructura responde a la de cualquier multinacional española, es decir, capital repartido en acciones y dividendos de acuerdo a la cantidad de acciones que tenga cada socio. Lo que al señor Gómez Piñeiro se le olvida es que la forma jurídica de las empresas de gestión difiere de las multinacionales en cuanto a su finalidad se refiere. Por ley, estas empresas se configuran solo como intermediarias entre el artista y sus derechos, ejerciendo únicamente la tarea de recibirlos y posteriormente entregárselos, esto es, sin lucrarse. La pregunta que se nos queda en el aire entonces está clara: ¿para qué sirve una entidad de gestión? Y podemos ir mucho más allá: ¿nos estaríamos equivocando si habláramos de corrupción, de "mafia"?
No obstante, el documental no termina en este punto. El director del documental está dispuesto a explicarnos el largo proceso que debe seguir un artista para conseguir este tipo de licencia, tan beneficiosa para el público y la sociedad en general, pero que gracias a la libre distribución que esconde en su forma puede ser perjudicial para los empresarios, al no tener bajo control la difusión de los contenidos en internet, internet que se basa en la libre, recalcando otra vez libre, compartición de información a través de hiperenlaces. Junto a la licencia Creative Commons existen otros tipos de licencias, como es el caso del copyright o el copyleft, que tienden a oponerse. Y junto con la SGAE aparecen otras entidades de gestión, como Cedro, AISGE o DAMA. Si la propiedad intelectual se define como el conjunto de derechos que regula la protección de los creaciones del ser humano, propias de cada individuo, ¿por qué cada individuo no puede elegir qué hacer con sus derechos? ¿por qué no puede decidir si quiere cobrarlos o no? Y si quiere, ¿por qué no puede cobrarlos directamente? Estas tres preguntas se resuelven con una misma respuesta: los intereses económicos, que sobrepasan a los políticos, se encuentran por encima de los culturales, lo que provoca la industrialización de la cultura y con ello, una cultura de masas subordinada a grandes empresarios que buscan hacer de la creatividad algo privativo y, sobre todo, atar la imaginación a las cadenas del dinero.
Muy de acuerdo Henar...
ResponderEliminarEs triste como la cultura se usa como medio lucrativo por aquellos que, más que crear cultura, la destruyen...
He de decir que el otro día subí un vídeo a Youtube y andaba "cagadita" buscando los derechos de la música que utilicé... ¡Qué pena!
Entiendo que un artista cobre por su producción cuando un tercero la usa para obtener beneficio económico, pero ¿por qué ha de cobrar cuando se hace un uso lúdico? Leí que hay empresas de móviles que están tanteando patentar las proporciones sus pantallas, y francamente, me aterrorizó. Si limitamos el acceso al conocimiento, o a su uso, a las grandes corporaciones respaldadas por leyes que carecen de valores; estamos perdidos.
ResponderEliminarComo bien recalca Yaiza, y estoy totalmente de acuerdo con ella, creo que aquellos que se creen que más benefician a la cultura son aquellos que más daño le están haciendo.
ResponderEliminarOpino lo mismo que Yaiza, sinceramente, hoy en día muchas personas se benefician en exceso dañando a la cultura, en mi opinión esta situación cada día empeorará más, muy triste ciertamente.
ResponderEliminarCreo que estamos todos de acuerdo en que con esto de los derechos de los artistas hay que tener cuidado por este tipo de empresas (si se les puede denominar así) que solo buscan el dinero. Sobre lo que ha dicho Yaiza, es hasta ridículo el hecho de tener que buscar el derecho de una canción.
ResponderEliminarBravo por tu entrada Henar. Sinceramente comparto vuestra preocupación por este tema aunque confío en la cordura colectiva. Quiero decir, estamos cada vez más concienciados, más informados, y no vamos a dejar que nos quiten accesos o que nos obliguen a pagar por algo que podemos conseguir gratis.
ResponderEliminarOjalá algún día se deje de hacer negocio con la cultura, la gran base de las sociedades...
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